Colaboro en la biblioteca de un colegio de Secundaria y
Bachillerato, por este motivo, de vez en cuando, aparecen lecturas juveniles en
este blog. En una de las librerías donde compramos los libros una de las
dependientas nos hace unas recomendaciones estupendas, se nota que está al día
en literatura juvenil, aparte de la información que obtiene por las ventas y
por lo que piden los clientes (mayormente jóvenes), es una gran lectora, y nos
aconseja con su propia opinión. Este libro fue una de sus recomendaciones.
Es un thriller psicológico narrado en primera persona
alternando con un narrador en tercera persona.
Un director de cine va a rodar una película en una pequeña isla desierta frente a la costa de Brasil, los protagonistas son doce jóvenes, seis chicos y
seis chicas, entre 16 y 19 años, procedentes de Alemania. Pero es un rodaje
especial, la isla está plagada de cámaras diminutas que no serán visibles, a
modo de reality show. El director vigilará los monitores desde la isla vecina
junto a un ayudante, de lo que ocurra se hará una película. No hay guión ni
plan de rodaje, lo que se pretende con el proyecto es que sean ellos mismos o
cualquier otro. Cada uno de los jóvenes serán los artífices de su propia
película, ellos mismos crearán el argumento y, con ello, el papel que cada uno
adoptará en la isla.
Aunque conoceremos el nombre de los doce jóvenes sólo
sabremos algo más de alguno de ellos. Aquí es donde unos personajes toman
protagonismo y otros son un nombre más. Supongo que haber profundizado en los
doce hubiera hecho la novela mucho más extensa, y la autora ha preferido darnos
a conocer sólo a unos pocos.
La narración en primera persona la hace Vera, una muchacha
con un pasado lleno de nostalgia y con un único deseo desde que era pequeña. Su personaje consigue transmitirnos ese sueño y hacernos partícipes. A
través de sus pensamientos y vivencias conoceremos que sucede en la isla, ese
lugar donde van a estar aislados del resto del mundo durante tres semanas. Un
tiempo que transcurrirá de forma diferente, para ella el tiempo más largo de su
vida, porque va a vivir entre dos realidades, el resto del mundo y la isla.
Continuamente se pregunta ¿qué estaba haciendo allí? Se siente sola y extraña
entre el grupo. Reconoce que ella misma es su mayor problema. Ansía no pensar
más y sentir de una vez.
También iremos conociendo a Solo, un muchacho solitario, al
que iremos conociendo muy poco a poco, casi hasta el final tendremos la
incertidumbre de saber por qué es así.
Del resto de personajes sabremos apenas algunos datos, a mi
me hubiera gustado conocer un poco más a la misteriosa Moon.
La tensión comienza cuando la novela está algo avanzada y la crea un juego un tanto especial e inocente que
no lo será tanto.
Como he comentado al principio es una novela juvenil y, como
consecuencia, la inclusión en el género thriller psicológico queda algo light
si la leemos los adultos, pero para introducir a los más jóvenes en este tipo
de lectura contiene los ingredientes necesarios. Y este último apunte es el que
considero importante, enganchar a la lectura en la adolescencia.
Algunas frases del libro:
“En su sonrisa había soledad.”
“Había imaginado ese momento miles de veces, pero nada me
habría podido preparar para lo que sentí cuando llegó.”
“Cuando recuerdo ahora nuestro viaje por Río lo veo como una
serie de imágenes pasando muy deprisa ante mí; imágenes inquietantes,
palpitantes, fugaces, como si fuera un vídeo musical de ritmo trepidante. Eran
imágenes que me hacían daño en los ojos, que no podía asimilar porque eran
demasiadas, demasiadas a la vez, demasiados colores, demasiada luz, demasiados
contrastes y muy cerca, demasiado cerca de mí.”
“Lo miré directamente a los ojos y en ese momento tuve claro
que no es necesario conocer a una persona para enamorarse de ella.”
Contracubierta o parte de la misma:
Doce jóvenes. Una isla desierta.
Tres objetos que pueden llevar consigo.
Y numerosas cámaras que les observan...
“Podría haber salido corriendo. Todavía hoy vuelve a menudo
esta idea a mi cabeza. Podría haberme alejado del grupo sin que nadie se diera
cuenta, hubo suficientes ocasiones para hacerlo. Pero ¿habría cambiado eso
algo? ¿Se habría suspendido el proyecto? ¿Se habría evitado el derramamiento de
sangre? No tiene ningún sentido hacerse esas preguntas, lo sé. Pero las
preguntas no lo saben. Ellas llegan sin avisar, sin informarse antes de si lo
hacen en el momento adecuado.”
Traducción de Carmen Bas Álvarez