Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

miércoles, 18 de febrero de 2015

LEGADO EN LOS HUESOS de Dolores Redondo

Segundo volumen de la trilogía del Baztán, del primero “El guardián invisible” podéis leer la reseña aquí, y el tercero “Ofrenda a la tormenta” ya ha sido publicado.
Continua siendo la protagonista la inspectora Amaia Salazar, a quien han ascendido en su trabajo y ahora es jefa de homicidios de la policía foral. Además, empieza la novela estando embarazada. La escena del parto está muy bien descrita, y me ha hecho recordar el de mis hijas. Ella creía que iba a tener una niña, pero tiene un niño, Ibai, circunstancia que tiene su significado dentro de la historia. En este principio hay algunas escenas simpáticas con sus suegros, Thomas y Clarice.
También en las primeras páginas nos pone a los lectores en situación hablándonos de sus hermanas, Flora y Ros, de su tía Engrasi (este personaje en concreto y su casa me parecen especiales) y de su pareja James, personajes que ya conocimos en la primera parte. Así como, vuelve a describir la zona del Valle del Baztán y en concreto Elizondo.
Enlaza el caso anterior, conocido como Basajaun, con una nueva investigación, en la que la clave es esta palabra: Tarttalo. Volviendo a ser importante la mitología vasco-navarra. Y así nos encontramos con temas como: el mairu-beso; los agotes; la segregación; la brujería; la profanación; las teorías históricas y místicas.
El argumento tiene esa magia que envuelve el valle del Baztán, donde todo cambia muy lentamente. En ese lugar había nacido Amaia, de donde siempre quiso irse, al que regresó para cazar a un asesino y donde concibió a su pequeño. Desarrolla un sentido de superprotección sobre su hijo, porque no quiere ser como su madre (quien reaparece en escena). Aún la invaden pesadillas y malos sueños, produciéndole miedo. Siente la irrealidad de los sueños y la certeza de estar viviendo algo real.
Parte de la novela trata sobre la propia Amaia y su familia, con nuevas sorpresas. Pero a su vez tiene relación con la parte mágica de la mitología vasco-navarra. Y todo está entrelazado con las investigaciones policiales, donde veremos la parte profesional de la inspectora, y como sus silencios valen tanto como la mejor de las explicaciones. Como es capaz de captar el interés sobre el caso al juez Markina para reabrir la investigación, y de la misma manera captarnos a nosotros los lectores, pues la intriga va en aumento. Por cierto, este juez no pasa desapercibido. También siguen en escena el subinspector Jonan Etxaide, antropólogo y arqueólogo, un policía nada corriente. Y el inspector Fermín Montes, que tiene una escena especial con Amaia. Sin olvidar la extraña relación de ella con el agente Dupree del FBI.
Ha sido una estupenda lectura, al igual que lo fue la primera, desde el principio atrapa la trama compleja pero bien desarrollada, los distintos personajes que están bien definidos, y la ambientación y descripciones de los lugares que permiten imaginarlos. Y en sus páginas encontramos: desde asesinos caóticos; un coleccionista de brazos de mujeres; psicópatas; psiquiatras; enfermedades mentales; hasta algunos incisos con saltos hacia atrás en el tiempo, retrocediendo a 1979 y 1980, con sus padres Juan y Rosario. Que nos servirán como información sobre su pasado. Y mucho más, porque no ha parado de sorprenderme, dejándome muchas ganas de leer la tercera parte.

Algunas frases del libro:
“El miedo era un viejo vampiro que se cernía sobre su cama mientras dormía, oculto en las sombras, y que llenaba de horribles presencias sus sueños.”

“No hay que creer que existen, no hay que decir que no existen. – Dijo Engrasi citando la antigua defensa contra las brujas que fuera tan popular apenas un siglo atrás.”

“Las costumbres y las creencias resisten con terquedad a la lógica y la razón.”

“Ése es el problema, no aprendemos de la historia, las noticias dejan de serlo apenas unos días después de producirse, en ocasiones en horas y todo parece del pasado en poco tiempo, pero olvidamos que si no les damos importancia porque ya pasaron, las mismas injusticias vuelven a repetirse una y otra vez.”

“No hay memoria tan precisa, tan vivida y evocadora como la que se recupera a través del olfato, y va tan unida a las sensaciones que se experimentaron junto al olor, que es sobrecogedor lo que se llega a recordar incitada la mente por unas pocas notas de aroma.”

“Las personas que se dedican a la ciencia forense son la voz de las víctimas.”

Contracubierta o parte de la misma:
El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia Salazar, la inspectora de la Policía Foral que un año atrás había resuelto los crímenes del llamado basajaun, que sembraron de terror el valle del Baztán. Amaia también había reunido las pruebas inculpatorias contra Jasón Medina, que imitando el modus operandi del basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana, la adolescente hija de su mujer. De pronto, el juez anuncia que el juicio debe cancelarse: el acusado acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Ante la expectación y el enfado que la noticia provoca entre los asistentes, Amaia es reclamada por la policía: el acusado ha dejado una nota suicida  dirigida a la inspectora, una nota que contiene un escueto e inquietante mensaje: <>. Esa sola palabra que remite al personaje fabuloso del imaginario popular vasco destapará una trama terrorífica que envuelve a la inspectora hasta un trepidante final.

lunes, 9 de febrero de 2015

DÍAS SIN HAMBRE de Delphine de Vigan

Leer este libro ha supuesto un auténtico reto para mi por el tema que trata, la anorexia. Pues una de mis hijas tiene esta enfermedad desde hace tres años. Después de este tiempo, continuo intentando como madre entender todo lo que conlleva esta enfermedad, así como vencer el miedo y la ansiedad que me produce todo lo relacionado con los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Ahora mismo, en este largo camino, mi hija está venciendo, poco a poco, sus miedos, por eso creo que era el momento de enfrentarme a conocer la experiencia de esta mujer. Y ha ido bien, a pesar de todo lo que me ha hecho revivir, he comprendido lo que quería transmitir. Porque si hace tres años yo ignoraba qué es la anorexia, y la relacionaba con los típicos clichés, ahora gracias a la información y ayuda recibida por psicólogos y psiquiatras, sé lo que es. Y en esta novela está reflejado.
En “Días sin hambre” su autora, Delphine de Vigan, narra su propia experiencia al haber tenido anorexia de joven. En concreto cuando a los 19 años, al límite de sus fuerzas, ingresa en un hospital. Lo cual debió de ser por 1985, por eso algunas circunstancias de esa estancia hospitalaria me han resultado muy diferentes a hoy en día. Pero lo que no ha cambiado son los comportamientos y conductas, pues según leía frases como:
días enteros sin sentarse. El cuerpo, que vuela desvalido por encima de las aceras. Caídas. El insomnio que acompaña al hambre. El frío. Subir escaleras como otros se pinchan las venas. No quiere perder el control. Necesidad de controlarlo todo. Rabia. Gritos. Ira, que descarga hacia su tía, hacia quien quiere, porque sabe que no cambiarán sus sentimientos. Harta de todo y de todos. La angustia que le invade cada vez que come. La angustia de la comida como una angustia de muerte. No puede más. Abdominales. Hablar por teléfono de pie, salir, bailar, ya no aguanta quieta. Su recuerdo de cuando comía patatas fritas con queso, la despreocupación, y entonces, sin saberlo, era libre. Los síntomas de la desnutrición. En ayunas se  sentía más fuerte, inaccesible. Cada vez se hundía más en la soledad. No sabía hacer otra cosa más que quemar su cuerpo por dentro. Quería morirse. Recetas. Cocinar para otros. Busca todos los medios de gastar lo que absorbe, de frenar un aumento de peso que ya no controla. Le da miedo curarse. Se aferra a esa enfermedad como si fuese el único modo de existir.

Y no sólo lo anterior, pues la autora aún dice mucho más. Sino todo el libro hacía que de vez en cuando se me saltasen las lágrimas porque el personaje de este relato, Laure, no sólo era la propia autora, sino también mi hija, a quién veía en esas actitudes.
Es una historia dura, y así la puede sentir cualquier lector, pero si conoces la enfermedad, aún entiendes más cada palabra, haciendo el dolor que transmite más intenso.
El personaje de Laure (Delphine de Vigan) lucha consigo misma para vencer la anorexia. Elige entre vivir o morir. Sabe que la vida puede reanudarse. Pero le da miedo salir de eso y no salir. Ha aceptado la hospitalización para mitigar el sufrimiento, para ganar lo justo de peso y sobrevivir, pero no para curarse. Encuentra el apoyo del Dr. Brunel, a quien necesita como refugio. Él le otorgó confianza. Ella está en el camino que la devuelve a la vida. En el hospital se siente protegida del mundo. Todos los días las mismas ocupaciones, las mismas rutinas. Es lo que necesitaba para acabar con la angustia y la soledad. El peligro es encadenarse a la enfermedad. Quedarse ahí protegida de la angustia que corroe el alma. Hasta que se da cuenta de que ya no es cuestión de sobrevivir sino de curarse. Quiere gritar hasta quedarse sin aliento el terror que le da haber llegado hasta ese punto. Quiere curarse.
Un aspecto que me ha hecho sufrir todavía un poco más ha sido la relación con su familia, cuando cuenta que ha crecido marcada por suicidios familiares, su propia madre quería morirse. La mala relación con el padre y la madrastra. El que quería hacer daño a sus padres. Que con su madre llevaba años sin apenas hablar. Me han parecido situaciones muy duras y traumáticas.
En conclusión, es una historia impactante, que habla de una enfermedad de la que son más conocidos algunos tópicos que la realidad. Pero hay que saber que la anorexia es un trastorno de la conducta alimentaria, es un trastorno mental, que tiene un montón de causas, tiene factores predisponentes, precipitantes y mantenedores. Por lo que no hay que confundir con una moda o un capricho de adolescentes. Por tanto, recomiendo este libro porque hace una descripción del proceso de la enfermedad muy cercana a la realidad.

Algunas frases del libro:
“Hay que luchar consigo mismo para entender algún día que se está luchando por uno mismo.”

“Va echando grasa, poco a poco. No obstante, resulta aterrador. No se opone, pero el proceso ha de ser lento. Si el cuerpo va más aprisa que la cabeza, la cabeza se niega, se defiende, ordena al cuerpo que pare. Le ordena que se amotine. Durante unos días el peso se estanca.”

“Se siente atrapada en un cuerpo que la engaña y la domina.”

“Si no piensas, todo va bien.”

Contracubierta o parte de la misma:
La primera novela de Delphine de Vigan, publicada en el año 2001 con el pseudónimo de Lou Delvig por razones familiares, cuenta, en una intensa e inquietante primera persona, la historia de una joven anoréxica de diecinueve años. El relato que Laure hace en su diario de un cuerpo al borde de la muerte, un cuerpo vaciado que se hiela de frío durante sus primeros días en el hospital, con sus treinta y seis kilos de peso y su metro setenta y cinco, es verosímil y perturbador.
Desde las primeras líneas de la novela el lector se sumerge en la historia sobrecogedora de una verdadera metamorfosis. Acompaña a la joven a través de su recuperación y de su aprendizaje: volver a comer es aprender a ingerir los alimentos pero, ante todo, a sentirse poseedora de un cuerpo susceptible de despertar el deseo de otro.
En el hospital, Laure establece una intensa relación de transferencia con el doctor Brunel que será determinante para su recuperación. Él inventa historias sólo para ella; y la joven va desgranando detalles de su biografía que acercan al personaje a la propia Delphine de Vigan, y a “Nada se opone a la noche”, su fascinante biografía novelada. Y aun pudiendo ser leída como parte de aquélla turbadora, apasionante saga familiar, esta novela de trama mínima es también una poderosa bildungsroman, un despertar a la vida y al amor, donde el viaje de su protagonista es interior y se desarrolla entre las cuatro paredes de un hospital.

Nota personal: pongo el enlace a una página donde otra madre con una hija que también tiene anorexia está recogiendo firmas para que prohíban las páginas pro-anorexia y pro-bulimia en internet  (pinchar aquí)

Traducción de Javier Albiñana