Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

Libros para leer junto al fuego en invierno y a la sombra de un árbol en verano

jueves, 28 de febrero de 2013

EL CUENTO NÚMERO TRECE de Diane Setterfield


Dos mujeres protagonizan esta novela, Margaret una joven apasionada por los libros, que ha crecido en la librería de su padre, en Inglaterra, dónde aprendió el alfabeto con “A de Austen, B de Brontë, C de Charles y D de Dickens”, un lugar que convirtió en su hogar, que fue su escuela y su universidad, que es donde trabaja. Para ella es un refugio para leer, para disfrutar de los libros, de esas novelas escritas en otras épocas, olvidadas por muchos, y que ella adora. Siente entusiasmo por ese espacio que le hace sentirse viva. Pero también es una mujer que siempre ha tenido la sensación de que le faltaba algo, una impresión de pérdida que le produce tristeza y soledad, como si fuese media alma.
Y Vida Winter, una famosa escritora que le pide a Margaret que escriba su biografía, porque quiere que se sepa toda la verdad. “¿Cuál es el secreto que la señorita Winter ha estado ocultando al mundo durante toda su vida?” Ella es una inventora de historias, una mujer, ya anciana, con gran fragilidad física pero que derrocha energía. Su historia es la del pueblo de Angelfield, de la casa y la familia Angelfield, sus acontecimientos, sus desasosiegos y sus fantasmas la han acompañado desde niña.
Las protagonistas tienen en común varias cosas, desde un sentimiento especial por Jane Austen hasta que ambas conviven con los fantasmas de su pasado. Y los dos temas son la esencia de esta novela, el primero para todo aquel o aquella que sea amante de la literatura y el segundo para quienes se sientan atraídos por un misterio que consigue sorprender e inquietar.
Tras unas primeras páginas donde la descripción de los sentimientos de Margaret hacia los libros me ha parecido magnífica y envidiable, ya me gustaría a mi vivir en una librería como la descrita, y más que nada, sentir sus mismas emociones. Donde, además, la autora hace un homenaje a los grandes autores del XIX. Entonces nos hace traspasar ese mundo literario para meternos en un misterio que iremos poco a poco descubriendo con el relato de los recuerdos de la señorita Winter, que como un puzzle irán acoplando en la historia, y cada personaje irá encontrando su lugar.
Aparte, este libro, también tiene otro aspecto que me ha llamado bastante la atención, y es todo lo relacionado sobre los gemelos, y que he leído y releído atentamente, porque soy madre de mellizas y me han fascinado las referencias a este tema.
Una estupenda novela para recuperar el aroma que deja la lectura de un buen libro.

Algunas frases del libro:
“La librería era mi vida”

“Gemelas, siempre juntas, siempre dos. Si en su mundo era normal ser dos, ¿qué pensaban de las personas que no venían de dos en dos, sino de una en una? Debemos parecerles mitades, consideró el ama. Y recordó una palabra, una palabra que se le había antojado extraña en su momento, que hacía referencia a los seres que habían perdido parte de sí mismos. Mutilados. Eso es lo que somos para ella. Mutilados.”

“No hay una vieja casa que no tenga sus historias, no existe una vieja casa que no tenga sus fantasmas,”

“En cierta manera podríamos considerar a las gemelas dos hermanas que se han repartido un conjunto de características. Mientras que una persona sana y normal experimenta todo un abanico de emociones diferentes y muestra una extensa variedad de comportamientos, podría decirse que las gemelas han dividido ese abanico de emociones y comportamientos en dos y cada una ha asimilado una parte.”

“Estar viva no es lo mismo que vivir”

“Todo el mundo tiene una historia. Es como la familia. Quizá no la conozca, quizá la haya perdido, pero así y todo existe. Puede alejarse de ella o darle la espalda, pero no puede decir que no tiene. Lo mismo sucede con las historias.”

“Todos tenemos nuestras aflicciones, y si bien el perfil, el peso y el tamaño del dolor son diferentes para cada persona, el color del dolor es el mismo para todos.”

Contracubierta o parte de la misma:
Entre mentiras, recuerdos e imaginación se teje la vida de la señora Winter, una famosa novelista ya muy entrada en años que pide ayuda a Margaret, una mujer joven y amante de los libros, para contar por fin la historia de su misterioso pasado.


“Cuénteme la verdad”, pide Margaret, pero la verdad duele, y sólo el día en  que Vida Winter muera sabremos qué secretos encerraba “El cuento número trece”, una historia que nadie se había atrevido a escribir.


Traducción de Matuca Fernández de Villavicencio

miércoles, 13 de febrero de 2013

LA CASA DE LOS AMORES IMPOSIBLES de Cristina López Barrio

En un pueblo de Castilla a finales del siglo XIX una joven, Clara Laguna, se enamora, pero ella y su madre, conocida como la bruja Laguna, viven bajo el peso de una maldición, que heredarán generación tras generación, y así recorreremos la historia desde los años de la guerra de España con Cuba hasta la movida madrileña de los años 80. Porque aunque lo importante son las vidas de estas mujeres, la autora, hace las referencias históricas oportunas para situarnos en qué época nos encontramos en cada momento de la lectura.
Una generación tras otra intenta romper con el pasado, dejar atrás la deshonra que supone estar malditas. Pero a nadie le importa que se destruyan entre ellas. Y acaban dedicando su vida a la venganza, es su destino.
Más de la mitad de la novela tiene un ritmo trepidante porque dedica pocas páginas a las primeras generaciones, pero los datos que conoceremos de cada una de las mujeres son suficientes, porque lo importante es el conjunto de todos los personajes, no su individualidad.
Con un estilo cercano al realismo mágico en algunos momentos nos recordará a Isabel Allende o a Laura Esquivel. Sus descripciones de la naturaleza y de la cocina nos despertarán los cinco sentidos. Todavía me parece escuchar el repique de campanas entremezclado con los diferentes olores y sabores de las madreselvas y los bollos de canela.
Me ha gustado porque es una historia que desborda ardor, venganza, amor, rencor, drama y esperanza, porque pasé todo el tiempo deseando que las protagonistas pudiesen dejar atrás la condenada maldición. No sabía cuántas generaciones me iba a encontrar y este punto me ha ayudado a mantenerme atenta en la lectura y desear ir avanzando en la novela. También me ha encantado el uso de metáforas, que hace que la narración sea muy bella. Así como las referencias a los cuentos, al mar y a los narradores orales.

Algunas frases del libro:
“No se puede renegar del destino que nos está dado.”

“Ese mar no creció. Tampoco crecieron los marineros, pero sí lo hizo Manuela al calor de los cuentos, con la imaginación llena de espuma y de olas, de gaviotas y acantilados que los montes y encinares nunca supieron comprender.”

“El diluvio había convertido la rosaleda en un cementerio multicolor.”

“Las ramas de las madreselvas que descansaban dócilmente unas sobre otras parecían guardar una ausencia, parecían esperar un regreso que las secaba y las hacía florecer de nuevo. Vivían y morían esperándolo, una y otra vez, en una condena perpetua en un círculo de nieve, hojas secas y lamentos solares.”

“Las noches alumbradas por la chimenea y el sabor de los cuentos.”

Contracubierta o parte de la misma:
Las mujeres Laguna han cargado con una terrible maldición desde el principio de su linaje: una tras otra sufren mal de amores y sólo dan a luz niñas que perpetúan esta cruel herencia. Pero cuando después de décadas de pasiones prohibidas y amores trágicos nace el primer varón, se abre la puerta de la esperanza. ¿Será éste el fin de la maldición?


lunes, 4 de febrero de 2013

VEINTICUATRO HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER de Stefan Zweig


En la época de entreguerras mundiales se hospedan en una pensión en la Riviera francesa un matrimonio alemán aficionado a las excursiones y las fotos, un danés a quien le gusta la pesca, un matrimonio italiano que realiza escapadas a Montecarlo, una inglesa apasionada de los libros, y el narrador que pasa su tiempo entre un sillón del jardín y su trabajo. Forman un grupo reposado, que apenas sólo se ve en las comidas, y que con la llegada de un joven francés y la posterior desaparición de una mujer, ven alteradas esas charlas insustanciales dando pie a un acalorado debate sobre las buenas costumbres, llevándolos a juzgar la psicología femenina en el juicio moral que se plantean. Pero el narrador opinará de forma diferente, sintiendo respeto por esa mujer porque ha tenido valor para obrar según su voluntad, y sin juzgarla ni condenarla. En esta situación es cuando la dama inglesa, Mrs. C., de 67 años se sincera al narrador, de nombre desconocido, en un intento de absolverse a sí misma mientras habla con él. Es la confesión de un secreto que pesa sobre su alma. Necesita hablar para sentirse liberada de algo que le oprimía.
Su relato expresa angustia, desesperación, excitación y sufrimiento.
Mrs. C. años atrás tuvo un impulso cuando vio a un joven que expresaba la desesperación, el absoluto abandono de sí mismo, la apariencia de la muerte y una total indiferencia hacia la propia vida. Ella sintió curiosidad porque vio en él a un ser humano. Se obsesionó con que debía salvarle la vida, sin pensar en las consecuencias de sus actos.
Una vez más, por los libros que llevo leídos, Stefan Zweig nombra a su personaje principal con tan sólo la inicial de su nombre. Y es que da igual como se llame, lo importante es su personalidad, la condición humana, en este caso una mujer que situándonos a principios del siglo XX reacciona de una manera atípica para la época, fuera de las normas establecidas de comportamiento de una dama.
En esta novela realiza un profundo análisis de la naturaleza humana centrándose en una situación de desesperación, consiguiendo transmitir la inquietud y el desasosiego de una mujer ante otro ser humano que se encuentra al borde del abismo.
Un libro donde la narración es magnífica, y desde el principio el autor dirige al lector hacia las veinticuatro horas de una mujer.

Algunas frases del libro:
“Luego, ocurrió algo tan terrible que apenas  puede describirse, pues la naturaleza humana, en momentos de violenta tensión, presta a menudo a los individuos actitudes de una expresión tan sumamente trágica, que ni la imagen ni la palabra sabrían reproducirlas con suficiente intensidad.”

“No hay cosa más insoportable que pasar toda una vida obsesionada por un solo punto, por un solo día de existencia.”

“Ningún escultor, ningún pintor, ni Miguel Ángel, ni Dante, me habían hecho sentir nunca tan angustiosamente el gesto de la extrema desesperación, de la extrema miseria de este mundo, como aquel hombre, vivo aún, que se dejaba azotar por los elementos, demasiado abatido, demasiado destrozado para intentar un solo movimiento y guarecerse de ellos.”

“El tiempo, sin embargo, posee una fuerza profunda y la vejez un poder singular para quitar intensidad a los sentimientos.”

Contracubierta o parte de la misma:
“--¿Usted no encuentra, pues, odioso, despreciable, que una mujer abandone a su marido y a sus hijas para seguir a un hombre cualquiera, del que nada sabe, ni siquiera si es digno de su amor? ¿Puede usted realmente excusar una conducta tan atolondrada y liviana en una mujer que, además, no es ya una jovencita y que ni siquiera por amor a sus hijas hubiese debido preocuparse de su propia dignidad?”.


Traducción de María Daniela Landa

Otros libros de este autor reseñados en este blog: "Novela de ajedrez" (enlace aquí); "Carta a una desconocida" y "Leporella" (enlace aquí)