Me ha parecido una novela complicada, tal vez influye que ahora no estoy en un buen momento lector (preparo oposiciones y mi mente no está relajada para la lectura), pero aún así la clasificaría como buena, porque a pesar de que me ha costado entrar en el libro a partir de la mitad, más o menos, no he podido parar de leer, el personaje de Tristano me ha atrapado en su monólogo. Aunque sé que en otro momento hubiera apreciado mejor el significado de esta historia.
La narración en primera persona es la confesión de una vida, el repaso al pasado y la descripción de momentos presentes, que nos trasladan a la II Guerra Mundial y a los años del Fascismo. Pensamientos y reflexiones de un hombre que ya no distingue que es el ahora y el entonces, pero lo importante es lo que él se imaginó durante toda su vida. Postrado en la cama por una gangrena ha decidido morir después de haber sido un héroe. Alguien que desea perdurar en palabras escritas, para ello ha llamado a un escritor, a quien le habla día tras día, incluso bajo los efectos de la morfina, porque también el delirio es él. Ha elegido a este escritor porque una vez ya escribió sobre él y le gustó esa novela, además le da la sensación que conoce a Tristano, que ha sabido meterse en su piel.
Duda por como empezar a hablar de su vida, lo lógico sería por el principio, pero se pregunta ¿dónde empieza la historia de una vida?, porque puede empezar por un hecho, pero hay que saber escogerlo, además ¿un hecho empieza con un hecho?, “quiero decir, uno hace una cosa, y esa cosa que hace determina el curso de su vida, pero esa acción que realiza es difícil que nazca como por un milagro, estaba ya dentro de él, y quién sabe cómo había empezado... Acaso un recuerdo de infancia, un rostro visto por casualidad, un sueño que se tuvo mucho tiempo antes y que creías haber olvidado, y he ahí que un día tiene lugar el hecho, pero su origen... vete a saber...”
Le da cierta libertad para escribir a su manera, pero hay algunos hechos que exige sean escritos con sus palabras. A veces siente como si el escritor fuera él y le crea dudas sobre si lo que cuenta es suyo porque lo cuenta él o es del escritor porque lo escribe “Las cosas ¿pertenecen a quien las dice o a quien las escribe?”
Predominan los pensamientos reflexivos, a veces filosóficos, sobre aquellos años de lucha en el lado partisano, su paso por una Grecia invadida por Alemania, lo que fue real y lo soñado, lo que relata lúcido con pelos y señales y lo que dice bajo los efectos de la morfina, sobre ser escritor y el significado de escribir. Siempre bajo los recuerdos de una pieza de Schubert y con un claro predominante, la crítica al mundo en que vivimos y a la sociedad en que nos hemos convertido.
Destacaría el pasaje que habla sobre la primera bomba atómica aquel 6 de agosto de 1945, como apenas en una página dice tanto sobre un hecho tan espeluznante. Y fue en agosto, un mes en el que a Tristano le han pasado muchas cosas, su vida está marcada por agosto, incluso este relato de su vida transcurre en ese mes mientras nos dice adiós esperando la muerte.
Un buen libro que, vuelvo a decir, en otro momento hubiera apreciado aún más.
Algunas frases del libro:
“Sabes, echando cuentas, de la vida es más lo que no recordamos que lo que recordamos.”
“Has venido para escuchar una vida, con ese montón de kilómetros que te has tragado, lo has abandonado todo, te mereces incluso los sueños...”
“No es nada fácil convertirse en héroe, un milímetro a un lado y eres un héroe, un milímetro a otro lado y eres un cobarde, es una cuestión de milímetros, él estaba allí, miraba fijamente una flor y el paisaje frente a él era su palestra, ¿vencería el combate o se cagaría en los pantalones?... a veces eso pasa, estás a punto de convertirte en héroe y todo acaba en mierda.”
“La noche sí que debería ser celebrada, pero hacen falta cojones para celebrar la noche, porque la noche trae sueños, y pesadillas a menudo, y es difícil enfrentarse a las pesadillas, más que enfrentarse a los nazis, es allí donde se ve si eres de verdad un héroe.”
“Porque escritas las cosas se vuelven ciertas.”
Contracubierta o parte de la misma:
Una casa de campo en alguna parte de la Toscana. La canícula del mes de agosto, en el último año del siglo XX. Tristano, un hombre que ha combatido por la libertad de su país bajo ese nombre, tomado de un personaje de Leopardi, llama a la cabecera de su cama a un escritor que, aparentemente, en otro tiempo se inspiró en él para escribir una novela. Pero ¿es posible inscribir en el cuadro de un relato la geometría ambigua de la vida, hecha de contradicciones, dudas, omisiones, deseos incumplidos, recuerdos falsos o imaginados? El destino personal de un héroe como Tristano, cargado de esperanza y desolación, puede tener, además, matices imperceptibles: un centímetro a la izquierda o a la derecha en la mirilla de un fusil...
¿Qué es el heroísmo? ¿Qué es la cobardía? ¿Y el coraje? ¿La traición?
Durante su agonía, atenazado por la gangrena y las jaquecas, al albur de los efectos de la morfina que le suministran, Tristano recompone un pasado inabarcable y bosqueja el fresco de cerca de sesenta años de la historia de Italia, con sus tragedias y sus simulacros, hasta la irrupción del último avatar tiránico, el de la estupidez televisiva.
Traducción de Carlos Gumpert